Mundos
diversos desde…Nacemos en un mundo desconocido, del cual no somos responsables:
con una historia, credos, obras, personajes, lenguaje, costumbres... Nacemos en
una familia, en una situación determinada.
Nacemos únicos, íntimos: Nadie ha existido, existe ni existirá idéntico
a mí; es más, cada uno de nosotros, a lo largo de su existencia irá conformando
su propia historia, su carácter; con acontecimientos que implicarán cambios
fundamentales en nuestra visión del mundo y de nosotros mismos. Vamos
aprendiendo de nuestras experiencias y de la de otros; aprendemos de nuestros
errores y de nuestros éxitos... No sabemos cuántas son nuestras fortalezas y
debilidades o ignorancias de hoy y cuántas mañana. Esperamos llevar una vida de
crecimiento personal; pero no siempre es así.
Nuestra
diversidad nos hace irreemplazables; nuestra intimidad inapresables: Sólo cada
cual puede dolerse su dolor de muelas, pensar sus pensamientos, amar sus
amores...Por mucho que alguien te ame, no puede doler tu dolor por ti. Tal vez,
condolido por tu dolor, también se dolerá; entonces, serán dos los dolientes...
Por eso buscamos compañía, el encuentro con otros; todo encuentro será
necesariamente entre diversos; por algo la palabra encuentro tiene su origen en
las palabra “en contra”. El encuentro
implica superar las apariencias para acoger al tú diverso; encontrarse más allá
de las diversidades. Las preguntas surgen:
¿Es posible el encuentro entre diversidades; qué lo dificulta; qué lo
confunde? ¿Existen diversidades nocivas que no deben tolerarse, ni menos
respetarse? ¿Qué es tolerancia y qué respeto? ¿Cuál es la importancia de tener
convicciones y que, en cambio, es fanatismo? ¿Qué es, entonces, pluralismo? ¿Es
lo mismo discriminar que discernir? ¿Qué es bondadismo; qué discernimiento y
qué discriminación?
Algunos principios a reflexionar:
"Debemos construir la propia vida, la ciudad
-polis, urbs, civitas- y el mundo en armonía,; así, como se construyen las
composiciones musicales: con notas distintas, sones y silencios..."
"Sin identidad no hay diversidad. Por ello, es importante el descubrimiento y
el respeto"
"Educar para la convivencia en diversidad, para
el el diálogo, es requisito de toda convivencia en diversidad"
Educar implica descubrir, valorar y cultivar la
diversidad.
«Educar
en diversidad» es uno de los principios que debe regir todo nuestro quehacer
educativo; pues la realidad, tanto natural como cultural, lo es: vegetales,
animales, fungi, monera, protiste, minerales, relieves, climas, formas,
relaciones, distribuciones, lenguaje, artes auditivas y visuales, etc.; se
presentan en una diversidad infinita.
Sin embargo, es en la persona humana donde la diversidad alcanza los caracteres
de único, íntimo, incomparable, irreemplazable; siendo cada momento de nuestra
existencia, también único, diverso. Nuestros educandos son diversos; diferentes
en sus corporalidades, sensaciones, afectos, anhelos, ideas, creencias,
capacidades y discapacidades; por lo tanto, la preparación, desarrollo y
evaluación de las actividades educativas, debe ser individualizada, diversa.
Conceptos y
Principios Para Educar En Diversidad Y Paz
1.- Tolerancia: Es la consideración hacia la
diferencia; una disposición a admitir, amable y comprensivamente, la legítima
discrepancia, esto es, el pluralismo.
Principio: Debemos valorar la diversidad
como complementariedad y la tolerancia como necesaria para la paz.
2.- Respeto: Respetar implica admirar un
valor o virtud que descubrimos en una persona quien, en ese sentido, se
constituye como un modelo de vida.
Tolerar
no es sinónimo de respetar.
Tolerar
es permitir algo sin estar de acuerdo; sin justificar, aprobar o creerlo así;
pues implica una diversidad en la discrepancia incluso en ocasiones, debemos
tolerar un mal menor para evitar uno mayor que, de otra forma, no podríamos
eludir. Por ejemplo, debemos tolerar
órdenes de un jefe que puede exigir más trabajo del justo o pagar menos de lo
correcto, si no hay otra forma de conservar el empleo necesario para satisfacer
las necesidades básicas de la familia.
Principios
· Se debe conservar y aplicar
el principio de tolerancia cuando no hay acuerdo.
· Se debe respetar en otros un
valor que no poseemos y que admiramos como un ideal al que aspirar.
La
convivencia con quien respetamos nos enriquece, porque nos hace vivenciar lo
valioso: su honradez, lealtad, responsabilidad, humildad, generosidad; en fin,
todas las virtudes que enaltecen las almas ya con su sólo visión. De ahí la
importancia de los grandes modelos: genios, santos y héroes y de los modelos
con quienes convivimos a diario.
Lo
anterior implica que hay diversidades que sólo pueden obtener nuestra
tolerancia; mientras otras, por sobre esta, merecen todo nuestro respeto,
reverencia o admiración. Sin embargo, no
todo es tolerable.
3. Lo intolerable
No.
No todo es tolerable. Sólo debemos tolerar aquello que no nos quita la dignidad
personal o expone nuestra salud. Así, el niño no debe tolerar que abusen de él
o le agredan. En estos casos debe pedir protección, pues la persona violenta
puede provocar daños intolerables, no respetables. En estos casos se debe solicitar
la intervención médica y/o legal.
Principio: No debemos tolerar lo que es
destructivo; nadie tiene derecho a destruir, destruirnos.
4. Tolerarnos a
nosotros mismos
No se trata de quedar sin más con lo peor de
sí; sino conocer nuestros límites, defectos, discapacidades; de tal forma, no
engendren desasosiego, pesimismo, depresión, desconfianza en sí mismos. Es tan
malo no ponerse metas, como poner aquellas que van más allá de nuestras
posibilidades.
Principio: Debemos reconocer nuestros
defectos y ajustar «el que somos», con «el que deseamos, podemos y debemos
ser».
5.- Convicciones y Pluralismo
En
una educación pluralista, democrática, de diversidades, el educador tiene como
misión esencial, enseñar a tener convicciones que en los momentos difíciles de
la vida nos ayuden a tomar decisiones dignas de nuestra condición humana; más
allá de meras posturas impensadas, emocionales o convenientes.
Principio: El respeto por la
diversidad, exige una posición de vida, esto es, convicciones
Alguien
podría pensar que el respeto por la diversidad requiere de una especie de
neutralidad, indiferencia. Pero no es así, el respeto por la diversidad no se
opone al amor y compromiso con lo que se piensa, cree, siente, asume como
verdad, bien o belleza. Se puede tener convicciones y ser amable y comprensivo
con las convicciones de los demás. Ya dijimos, tolerar no es acatar, aprobar o
justificar. Al contrario, sólo quien desea regir su vida por valores, sabe que
ello es difícil; sabe que existe el error, que puede equivocarse (él o los
demás). Es difícil el acceso a la verdad; hay que investigarla (no se encuentra
a primera vista); de ahí el sentido de las ciencias, y la reflexión.
Las
convicciones no son meras ideas sino ideas que, asumidas como verdaderas, se
constituyen en principios de vida. Por lo mismo, son fuerza, criterio de
decisión, dirección, fundamento y nutriente. Se trata de ideas en las cuales
confiamos, desde las cuales vivimos. Por ello, en medio de los embates nos
ofrecen su fortaleza, permitiéndonos salvar el caos, las debilidades, los
temores.
En una educación pluralista,
democrática y globalizada, donde las tecnologías de la información y
comunicación ponen el mayor número de diversidad de ideas y credos al alcance
masivo, el educador tiene como misión esencial enseñar a tener convicciones que,
como ya dijimos, orienten al educando, ayudándole a tomar decisiones dignas de
su condición humana; de lo contrario, será fácil presa de posturas impensadas,
sólo emocionales, de alto riesgo que, lo más seguro, le enajenarán
degradándolo.
Muchos creen que tener convicciones
implica no respetar, ser prepotente, dogmático, intolerante; suponen que el
respeto por la diversidad requiere de una postura neutral, indiferente, tibia,
adaptable. Todo lo contrario, de lo contrario el diálogo no se distinguiría del
monólogo. Erróneamente, se pone de moda un bondadismo (también llamado
permisivismo, historicismo o relativismo) que da por bueno, verdadero y bello
todo, sin ningún discernimiento, impulsando los lemas “cada cual tiene su
propia verdad”, “lo que es bueno depende de cada cual”, etc. De esta forma se
crean el caos más grande en el ámbito de la verdad, se impiden todo verdadero
diálogo pues cada cual va por rutas paralelas (según “su” verdad, bien y
belleza) y, llegado el momento del cruce de decisiones, obviamente primará la
ley de la selva. Así, las convicciones y el ser una persona de principios
desaparece, para dar lugar a la primacía del ser “funcionales”,
“acomodaticios”, “hacer lo que se puede y no lo que se debe”, etc. El respeto
por la diversidad no se opone a la convicción que expresa fidelidad a los
principios; a lo que se opone es al fanatismo (absolutismo, despotismo) que
absolutiza un pensamiento o credo para imponerlo arbitrariamente a los demás,
en vistas de las propias conveniencias y no de auténticos principios que sólo
pueden emanar de quienes aman la verdad, el bien y la belleza.
Estilos
de vida y culturas diferentes, exigen una actitud dialogal que acepte la
pluralidad de ideas, creencias y culturas; por lo mismo, el educador debe enseñar
el amor por el Universo, el descubrimiento de los valores, el respeto, el ser
hombres de palabra, el diálogo. Pero, ¿qué es pluralismo; cómo se diferencia
del relativismo?
Pluralismo Y
Cultura De La Paz
Cada
cultura representa una forma de vivir el universo, un mundo único. La persona
humana no actúa frente a un Universo sin más (constructo de realidades) sino
desde, en y ante el mundo que ha ido el conformando el mismo ser humano, a
través de su historia. El hombre habita el Universo, toma conciencia de él, le
da un sentido en respectividad con los mundos de los otros hombres: acojo y
respeto el sentido que das a “esa obra de arte”, a “ese ritual y símbolos”, a
“esa mascota”, a “tu escuela”, a “tus padre”…. Nuestro mundo es co-creación y,
si bien es cierto que el mundo se sustenta en la realidad, también es cierto
que una vez otorgado un sentido a esa realidad, ya no nos enfrentamos
(encontramos) con ella como mera cosa u objeto sino como realidad – sentido o
sentido-real (nuestro sentido), obra cultural.
Esto así, las culturas son realidades
transpersonales (ambitales dice López Quintás) que trascienden la perspectiva
personal. Las palabras me ofrecen sus posibilidades y las elevo a la categoría
de poema; el poema me trasciende y se ofrece como tal a otros que sean capaces
de apreciarlo. La realidad adquiere un sentido que ofrece posibilidades
enaltecedoras: la dignificamos envolviéndolas con nuestro ser que trasciende;
las elevamos a rango cultural: el ruido aparece como sonido en el juego con los
silencios significativos, con la palabra que se transporta hasta el alma del
otro, con la música que contemplamos o que impulsa un baile… Sí, el hombre debe
aprender a distinguir el ruido de la música, la palabra de la charlatanería o
grosería… de lo contrario sucumbiremos.
No
toda obra es cultural sino aquella que es constructiva para el alma, aquella
que potencia la creación porque la hace más perfecta, más bella. Atenta contra
la cultura quien hace uso de las realidades dignas o dignificadas, usa en forma
desmedida o sin sentido las usable o no cultiva (cuida) las usadas. En esta
situación, las acciones del hombre no pertenecen al mundo de la cultura sino de
la anticultura (llamada por algunos “cultura de la muerte”); así se entiende
toda suerte de violencia, intrusión, reduccionismo, violaciones, esclavitud,
corrupción, guerra, genocidio, avaricia, etc.
Una
pedagogía que respeta la diversidad, se debe sustentar en una pedagogía dde la
cultura que antes enseñe a entender el sentido de la naturaleza y de las obras
que realiza el hombre para la realización de su existencia; que enseñe el
discernimiento y el diálogo entre diversos. Diverso indica distinto pero no
necesariamente opuestos; distinta perspectiva pero encuentro en un nivel de
mayor profundidad y dignidad humana; implica complementariedad o bien, visiones
distintas que pueden dar lugar a adversarios en ideas pero no a enemigos que
tienen como principal meta el destruirse. Se necesita de una pedagogía que
enseña a descubrir el sentido del ser, del hacer, de la obra y del saber sobre
ellos; pues sólo de esta forma encontraremos el punto de unión que requiere la
comunicación de lo diverso para lograr el encuentro, el diálogo y erradicar la
violencia. Si yo entiendo el sentido de la Biblia, seré capaz de entender y
valorar el sentido que tiene el Corán para ese otro hombre; no lo consideraré
un inferior sino un semejante, un dialogante: seremos dos logos, dos credos,
dos ideales pero que entran en comunión porque ambos saben el sentido de lo
sagrado, de lo revelado, del misterio: ambos han sido educados en respeto y son
capaces de entrar en comunión siendo diverso pero unos en el amor que es
siempre benevolente. Somos personas; cada una diversa a las otras, cada una
íntima y trascendente; en fin, es tanto lo que es común a todo hombre de bien:
el anhelo de hacer algo por los demás, por la naturaleza, por la familia, por
ti mismo; el deseo de superar ignorancias y egoísmos para dar lo mejor de sí,
el formar una familia y tener un trabajo que sea una forma de servir a los
demás… también nos es común el cansancio, la impotencia, el sentirnos
traicionados, el desear compañía, la celebración, el buen descanso, el hambre,
el frío, el momento de comodidad, la esperanza, los temores, el valor y el
coraje de ser, la fe y las dudas… la dignidad y complejidad de existir confirmándonos
en esa dignidad...
Nuestra
visión de mundo va más allá que una simple manera de ver las cosas: determina
nuestra visión de los valores, principios y criterios que decidirán nuestras
acciones y ruta de vida; conforma nuestro criterio y proyecto de vida en
correspondencia con los demás, nuestra convivencia, pues no somos seres
aislados. Cada decisión que tomamos en nuestra intimidad, cada acción u omisión
de la misma, afecta a los demás. Por ello, para la comprensión, respeto,
diálogo entre los hombre; para la armonía o paz, se requiere de una actitud
personal y de una pedagogía que acepte y promueva la pluralidad de ser, pensar,
creer, hacer, sentir. ¿Qué es, entonces, pluralismo? Ya podemos deducir que
PLURALISMO NO ES DOGMATISMO, NI RELATIVISMO, SINCRETISMO O NEUTRALISMO:
Resumamos
en vistas de aclarar este concepto tan usado: Para el dogmático, la propia
visión de mundo es la única legítima y admisible; superior a toda otra, es
perfecta, absoluta. Quien respeta el pluralismo, tiene convicciones pero no es
absolutista. Para el relativista, todo es posible; no hay verdad, bien ni
belleza; depende del momento, de cada cual... El relativismo, por lo tanto, es
una postura dogmática que niega todo valor real pues rechaza la verdad real
para dar al hombre el poder de decidirla según su mirada, conveniencia o
comodidad pero sin afán de verdad. El relativista suele mostrarse como acrítico
o neutral: todo puede ser o no ser. Existen posturas relativistas donde
abiertamente prima el pasotismo, la indiferencia, el no hacerse cargo de la
realidad; otras, pelean el primado de su visión tras la lucha por el poder del
más fuerte; pues cuando se es relativista, al fin y al cabo se hace lo que
determina quien sustenta el poder.
En una actitud muy distinta, quien respeta
el pluralismo, respeta sus principios y los de los demás; por lo tanto, no es
relativista sino dialogante. El pluralismo reconoce las distintas culturas o
visiones de mundo como actitudes valiosas en cuanto tienen un mismo sentido -
amar y cultivar la verdad, el bien y la belleza- pero está, por sobre todo
conciente de lo misterioso de la realidad, de los límites del hombre a pesar de
sus buenas intenciones; está consciente de sus propios límites y de los de los
demás. Conscientes, entonces, de que el Universo es inabarcable, insondable en
su totalidad, inconmensurable y trascendente a toda posible objetivación o
subjetivismo no absolutiza sus convicciones, pero tampoco intenta fusionarlas
con otras que, de hacerlo, sólo lograría aniquilar a ambas. Para una pedagogía
pluralista, lo importante es enseñar a escuchar con respeto al diverso y a
expresarse y ser escuchado respetuosamente; enseñar el discernimiento y el
entendimiento, el aprecio y el diálogo enriquecedor.
En un
mundo globalizado, de rápidas comunicaciones, por lo tanto, de fácil acceso a
una amplia gama de culturas y formas o estilos de vida y valorizaciones, urge
enseñar a dialogar, de tal modo no perder la identidad personal ni el
patrimonio cultural e histórico de los pueblos. Términos como “tolerancia”,
“sincretismo”, relativismo”, abundan en medios informativos y comunicacionales,
desvirtuando el verdadero diálogo, el respeto por la justa diversidad, la
colaboración o el trabajo cooperativo. Panikkar, filósofo que dedicara gran parte
a la reflexión sobre el pluralismo, propone una interfecundación o fecundación
recíproca de las culturas, donde las culturas se escuchen, entiendan,
reconozcan como igualmente valiosas, respeten, aprendan una de las otras. Urge
esta pedagogía inter-fecundadora o de encuentros para instar a valorar la
situación actual del mundo en que vivimos y hacernos bondadosamente cargo de
él.
Panikkar
estima que uno de los errores que impiden el encuentro entre culturas diversas
es el intento de unirlas cuando lo que se debiera propiciar y enseñar es el
respeto, la admiración y el diálogo entre diversos. ¿Tendría sentido que un
católico solicitara la intercesión de la Virgen, mirando hacia la Meca? No
¿verdad? Lo que sí tendría sentido es admirar su fe, su respeto por lo sagrado,
su misticismo… Quien posee una visión pluralista no absolutiza sus
convicciones, pero tampoco intenta fusionarlas, pues de esta forma aniquilaría
ambas.
El arte de
escuchar o la hermenéutica
* La hermenéutica
morfológica permite transmitir el patrimonio cultural presente a quienes no
lo tienen a su alcance: padres a hijos, profesores a alumnos, expertos a
inexpertos, etc.
* La hermenéutica
diacrónica permite traspasar la barrera de los tiempos para conocer estilos
de vida o culturas distantes en el tiempo: tener conocimientos de la cultura
egipcia, maya, etc.
* La hermenéutica
diatópica nos permite traspasar las barreras de lo distante por ser
"lo otro" "lo diverso"; no por lejano en el espacio o
tiempo sino por ser una visión distinta a la propia. Implica auto-comprenderme
y comprender al otro sin presuponer que el otro tiene la misma auto-comprensión
básica que yo. Para ello requerimos de una metodología
(camino):
1º Poner
entre paréntesis nuestros presupuestos, mitos, creencias... para no condicionar
la interpretación del otro. Reconocer que la realidad tiene algo o mucho de
misterio para no disminuir el valor del otro y el propio. Acoger, abrirse al
otro para entenderlo con el corazón, esto es, con amor pues "una
interpretación no es correcta si el interpretado no se reconoce en la
interpretación". Cada persona se auto-comprende y esa auto-comprensión
forma parte de su ser, de su forma de existir; por eso nosotros no la
entenderemos si no entendemos cómo ella se entiende a sí misma. Esto no
significa que estemos de acuerdo con ella; pues hay diversidades que sólo las
podemos tolerar (no respetar) y, en otras, ni siquiera tolerar pues atentan
contra la dignidad del ser personal: jamás deberemos aceptar la pedofilia o la
agresión como un elemento propio de una cultura diversa, pues impiden el
diálogo y la cooperación, anulando toda posible cultura.
2º No podemos
aplicar los conceptos de una cultura a otra pues sus contextos y, por lo mismo,
carga histórica o biográfica, situación vital, son distintos; tampoco podemos
traducirlos. Lo que sí podemos es buscar los equivalentes homeomórficos, esto
es, aquellos que en nuestra propia cultura tienen un sentido símil. ¿Es Isvara
del hinduismo mediador y, en ese sentido, tiene un valor equivalente a Cristo
de los cristianos? Sólo puede responder y entrar en diálogo quien ha dedicado
atención a ambos credos… sin partir prejuzgando o con intención de aniquilar al
otro y encerrarse a todo diálogo y consideración del “tú”
Diálogo de
culturas, interculturalidad, cooperación, entendimiento para enfrentar los
problemas que hoy aquejan a todo nuestro mundo. Es importante tener presente
que los problemas ecológicos, políticos, económicos, son síntomas o
consecuencias de un problema más radical que es causa de los mismos: Vivimos un
mundo desorientado, perdido entre sus propias producciones, conocimientos,
razón… Se requiere retomar el sentido y valor de la vida, de la existencia, de
la armonía interior y de la paz entre las diversidades culturales y la biodiversidad
de las cuales somos responsables.
A nivel
simple, a nivel de escuela hogar, es importante aprender a vivir en armonía:
armonizar las diversidades, buscar su complementariedad, descubrir el tono
adecuado para cantar a coro, a dueto o ser solista… Ello nos hace requerir una
pedagogía de la sensibilidad, de la admiración: una pedagogía estética.
Se Oponen A La
Diversidad, Generando Violencia
a) El
bondadismo lleva a la arrogancia, intolerancia y falta
de respeto con la diversidad. El bondadismo consiste en calificar todo de
verdadero, valioso; siempre que no nos agredan. Es una posición egoísta y no
comprometida; ni con la verdad, ni con las personas que la declaran. Se trata
de una posición cómoda que busca las conveniencias de no tener que confrontarse
y tampoco, consecuentemente, tener que declarar equivocarse. Da lugar a la
arrogancia, pues al no existir una verdad que nos trascienda y que sea criterio
de corrección, de perspectiva, nos erigimos en los creadores y modificadores de
ella, según los antojos o utilidades que nuestra posición nos ofrezca. De este
modo, sólo se trata de posiciones personales que justificar o mantener; el
error no existe; todo está bien porque nada está mal.
b) El talante
polémico:
propio de quienes se fijan en los demás por lo que tienen de diferentes;
haciendo de ese aspecto el todo e infravalorando, entonces, a la persona. Debemos educar a nuestros alumnos para que no
valoren o desvaloricen a los demás por lo que tienen de diferentes, de tal
forma, sean etiquetados y discriminados o no considerados por ser de tal o cual
color o raza, sexo, edad, ciego, gordo, bajo, pobre, rico, provinciano, etc.
c) La
descalificación: consiste no sólo en reprobar una acción que realmente puede ser
incorrecta sino, principalmente, quitar todo prestigio, imagen o autoridad a la
persona, más allá de todo razonable argumento y sin tener la más mínima
consideración. «Del árbol caído todos hacen
leña», dice el refrán. A menudo, el error de alguien es dicha del intolerante;
quien se alegra de la desdicha del diverso que es visto como un enemigo. Es una
proyección del talante intolerante que descalifica todo argumento o acción de
alguien, aunque ésta esté al margen del defecto o diversidad misma. Por
ejemplo, al gordo no se le elige como amigo, aunque sea generoso, porque es
gordo. Al que tiene una postura política o religiosa distinta, no se le
contrata como cocinero, aunque sea excelente en ese campo y no tenga nada que
ver con lo religioso o político. A quien tiene una discapacidad muscular o en
sus piernas, se le deja de lado en actividades que requieren por sobre todo de
una inteligencia que puede ser excepcional.
d) Mal genio: propio de quien no tiene
paciencia con el diferente, agrediéndole con palabras, gestos u obras. Debemos instar a nuestros alumnos a dominar
los impulsos agresivos o violentos. Modales, palabras y gestos intolerantes,
son imitados en la vida familiar, escolar, comunitaria y desde la televisión u
otras propuestas masivas: cine, comic, música, sectas, juegos electrónicos
(Nintendo, Play Station, Internet, etc.).
e) Incontinencia
verbal: es
una forma de faltar el respeto a la diversidad, por eso el incontinente habla
en forma desmesurada, sin considerar la importancia del decir de los demás. Al
desvalorizar a los demás no deja espacio ni tiempo para otras opiniones. De
esta forma logra imponer sólo su perspectiva.
f) Acoso: es una forma de intolerancia
que se manifiesta atosigando, esto es, sometiendo la persona a tal presión
emocional y/o física, que ésta se encuentra imposibilitada de presentar o
defender su postura. Por el contrario, quien se educa en diversidad, no impone;
sugiere, insinúa.
g) Fanatismo: es propio de quien no es
capaz de ver la más mínima objeción en su postura. El fanático es intolerante e irrespetuoso. Es
acrítico ante sí y ante los que piensan como él. No valora al diverso. Sólo
recurre a argumentos memorizados, porque realmente no posee razones o creencias
auténticas. El fanático divide el mundo en dos: nosotros y los otros: los
equivocados o malos. El fanático es inamovible, anquilosado, rutinario, amigo
de los tópicos.
Conclusión: Necesitamos educar en
diversidad, respeto y justa tolerancia para educar en la paz.
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