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viernes, 27 de septiembre de 2013

1.6 Tipología de la violencia


La OMS propone las siguientes formas de violencia:



           Esta tipología se hace considerando contra quién(es) atenta la violencia y luego agrega, en cuadros de colores, si esa violencia es física, sexual, psíquica, de privación o descuido.  Por mi parte, pienso que es importante agregar la violencia contra el medio ambiente en general, contra los animales, contra las mascotas, contra el patrimonio tangible e intangible.  Así, si extendemos el brazo de la violencia, tendríamos:




           Recomiendo, que en orden a nuestro trabajo, tengamos presente esta tipología pero sin limitarnos por ella; pues es importante profundizar, sin perder la mirada integral.  Es difícil encontrase con una violencia de una sola naturaleza: así si los padres se agreden entre ellos; igual, al hacerlo delante de los hijos, agreden psicológicamente a ese niño y, probablemente, lo agredan socialmente; pues se sentirá disminuido frente a sus compañeros que presentan una familia bien constituida.  Esta tipología u otras sirve para considerarla como una especie de señalética que nos recuerda: no se olviden de este otro aspecto o consecuencias.  Podemos especificar mucho más aún las formas de violencia, para ponernos como finalidad encargarnos de ella; pero teniendo presente que no podremos dejar de lado aspectos que tocan a otras.  Así, podríamos hablar de las siguientes violencias que detallaré; dejando claro que es una lista absolutamente incompleta:

  • Violencias auto inflingidas: autolesión, automutilación, drogadicción en todas sus formas, aislamiento, suicidio (pensamientos suicidas, intentos, planificación y consumación del mismo.
  • Violencia contra la pareja: física,  psíquica, sexual, abandono, celopatía, machismo, feminismo.
  • Violencia intrafamiliar: entre padres e hijos; entre hermanos, hacia los ancianos que integran la familia, hacia el nonato.
  • Violencia en la escuela: entre escolares, del profesor hacia el alumno o apoderado, del alumno hacia el profesor, del apoderado hacia el profesor.
  • Violencia contra los niños: Abuso sexual infantil, violación, tráfico de niños para venta de órganos, prostitución infantil, guerrillas, mano de obra laboral barata y sin derechos.
  • Violencia juvenil. 
  • Violencia o acoso laboral.
  •  Robo vía hurto, asalto, corrupción,  usura.
  •  Narcotráfico.
  • Trata de personas jóvenes, adultas y ancianas (caso niños ya lo vimos).
  • Violencia contra inmigrantes.
  • Violencia a través de los medios de comunicación..
  • Violencia a través de la manipulación psicológica y del lenguaje
  • Urbicidio o violencia contra la ciudad como urbs (construcción), polis (legal) y hábitat (habitantes civiles): terrorismo, bioterrorismo, genocidio, guerra, fanatismo político- religioso, racismo, guerra civil, guerrillas.  Otra forma vinculada es el Memoricidio o destrucción del patrimonio o memoria de la ciudad, esto es, de sus museos, templos, bibliotecas y obras arquitectónicas patrimoniales.
  • Violencia ambiental: por contaminación de las aguas, suelos y aire atmosférico.  
  • Violencia contra la naturaleza por abuso y placer destructivo
  • Violencia por abuso de animales, violencia por abandono de mascotas.
  • Violencia ideológica y doctrinario.ideológica 
  • Violencia discriminación de diversa índole.
  •  Violencia sectas inductoras a la muerte y abuso sexual.
  • Y así podríamos seguir…
     En la tercera parte de este blog. A través de las redes, linkografía y cine, se entregarán diversos medios para entender y  tratar las diversas formas de violencia y de paz.



1.5 Modelo ecológico para comprender la violencia


       En el "Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud" de 2003, la OMS propone trabajar con lo que llama modelo ecológico, queriendo indicar que considera distintos aspectos que concurren en un hecho; en este caso, debiéramos aplicarlo en la indagación sobre las diversas situaciones de violencia.

 Tal modelo lo grafica así:




       En el nivel individual, se consideran los factores biológicos, la historia personal, factores psíquicos como la impulsividad, factores educativos como bajo nivel educativo, abuso de sustancias psicotrópicas y factores sociales como haber sufrido maltrato escolar o en el barrio. En palabras de la OMS, “este nivel del modelo ecológico centra su atención en las características del individuo que aumentan la probabilidad de ser víctima o perpetrador de actos de violencia”.

En el nivel relacional, se indagan las relaciones de la persona en cuestión, con sus más cercanos: familia, pareja, amigos.  Es interesante los principios que de aquí se deducen: 1º Compartir el domicilio con un agresor puede aumentar las oportunidades para que se produzcan encuentros violentos 2º los jóvenes tienen muchas más probabilidades de involucrarse en actos violentos cuando sus amigos promueven y aprueban esos actos.  Algo que es evidente para el sentido común, actualmente pareciera que no lo es; pues vemos a diario como las parejas mantienen su relación a pesar de la violencia constante entre ellos y la imagen que están proyectando en los hijos. 

En el nivel comunitario, se indaga la escuela, barrio y lugar de trabajo, como posibles fuentes de violencia.  Se considera más expuestos a la violencia quienes viven en comunidades contaminadas por el tráfico de drogas, el desempleo, el aislamiento social.  Hoy sabemos que la violencia invade todo nivel de ámbitos.
En el llamado nivel social, se alude a los diversos factores u organizaciones que propagan la violencia, la aceptan, enmascaran o reducen las inhibiciones contra ella y generan tensiones irreconciliables entre diferentes grupos o países.
       Del documento mencionado, destaco el siguiente párrafo que expresa la complejidad del fenómeno de la violencia (recuerden nuestras primeras páginas):
                                    “Si bien algunos factores de riesgo pueden ser exclusivos de un tipo particular de violencia, es más común que los diversos tipos de violencia compartan varios factores de riesgo.  Las normas culturales predominantes, la pobreza y el aislamiento social, así como el alcoholismo, el abuso de sustancias psicoactivas y el acceso a armas de fuego son factores de riesgo en relación con varios tipos de violencia. Como resultado, no es inusual que algunas personas en riesgo en cuanto a la violencia experimenten varios tipos de violencia.” (Ob. Cit. P. 18)
       Este documento, en su generalidad está bien; pero vamos un poco más allá.  Instalémonos en los factores sociales y preguntémonos por qué tienen éxito quienes promueven la violencia; por qué, por ejemplo, proliferan las sectas de suicidio y de asesinato, las redes internacionales de prostitución infantil, la venta de niños para órganos, el sacrificio de animales… Recordemos el caso de Guyana, donde a instancias del Gurú Jim Jones, líder de la secta “El Templo del Pueblo”, se suicidaron 600 personas y, en Waco, alcanzaron a morir quemados 87 seguidores de David Koresh; mientras el líder de “Verdad Suprema intoxicó a 500 personas y 12 murieron.  En Estados Unidos, Chris Korda funda, en  1992, la Iglesia de la Eutanasia, sobre cuatro pilares: suicidio, aborto, canibalismo, sodomía.  Su frase emblema es “Salva el planeta, asesínate” o “Come personas, no animales”  lo que pueden comprobar en su propia página web, de la cual transcribo:
       “No hagan que sus cerebritos ya reducidos sin ayuda de los Jíbaros sufran más y dejemos que el/l@ propi@ Reverend@ Korda conteste: "La Iglesia de la Eutanasia puede considerarse como la única religión anti-humana del mundo. Es similar en algunos aspectos a sus organizaciones hermanas, la VHEMT (Voluntary Human Extinction Movement; traduzcan, que a mí no me apetece) y el GLF (O frente de Liberación de Gaia, que no tiene nada que ver con Chueca, por cierto)." Prosigue Korda, "La Iglesia de la Eutanasia (a partir de aquí LIDLE, que me canso), busca restaurar el balance entre humanos y el resto de especies no-humanas (de la Tierra) por medio de la reducción voluntaria de población. La Iglesia tiene sólo un mandamiento, "NO PROCREARÁS" (hala), y cada miembro de la Iglesia hace voto de por vida de no procrear. Los cuatro 'Pilares' de la LIDLE son Suicidio, Aborto, Canibalismo y Sodomía, y todos ellos son opcionales."

       Para Kora su “Iglesia de la Eutanasia” es “una fundación educativa destinada a restaurar el equilibrio entre los humanos y el resto de las especies de la Tierra, a través de una reducción voluntaria de la población” (Ibíd.)  Su primera campaña fue lograr que 1.000 personas se suicidaran antes del 2000,  Cuentan con una línea telefónica de asesoría para suicidarse con estilo, como lo hacen los famosos…  Otros, promueven una Tercera Guerra Mundial; el Dr. Humphry triunfa con su manual del suicido “Final Exit”

       Insisto en mi pregunta ¿Qué lleva a las personas a seguir estas ideas de violencia; incluso contra sí mismo(a)?  La violencia abunda… incursiona a través de diferentes vías; también entretiene: juegos, deporte, arte, cine…

       Volvamos al nivel comunitario… escuela, barrio, trabajo ¿Qué decir al respecto, si las noticias nos hablan de niño muere en el Transantiago, cuando la bala atraviesa al joven de 15 años al cual iba directamente dirigida… A Kevin le corta sus extremidades alguien que corre a toda velocidad, en medio de la ciudad y ebrio; choferes manejando drogados o sin el descanso necesario; asaltos, destrozos por doquier, violaciones, bullyng… Miremos un poco más allá de nosotros y nuestras calles, escuelas y casas: mascotas abandonadas, animales torturados, bosques quemados, aire enrarecido…

       Volvamos al llamado nivel individual pero para ir a otro nivel más profundo: el nivel de la intimidad… soledad por abandono, dignidad no respetada, intimidad y privacidad pasadas a llevar por otros o comercializadas por la propia persona, reducción de la persona a un número, cosificación del ser humano a algo que vale en la medida que el envoltorio se hace llamativo: te conviertes en cuerpo para estar a la moda y tener un espacio junto a los demás o corres el riesgo de ser discriminado…

       Una atmósfera de antagonismos se transforma en el escenario diario: te acepto o rechazo y el rechazo significa aislarte, impedirte el paso, despreciarte: sin reconciliación, sin perdón; pues en el medio de la batalla el más fuerte gana: o yo o tú: somos enemigos, eres mi competencia, eres un obstáculo para mi triunfo y debo sacarte del camino: te odio.

       ¿Podemos detener la violencia? Sí; pero antes que te vuelva un desalmado; pues ello es lo que provoca el odio.  El odio se da en un alma donde se ha ausentado por completo el amor; estamos ante un ser envilecido… Mientras el amor es la capacidad de encontrarse consigo mismo y con el otro para agradecer la existencia de ambos, disfrutar de su presencia, ser feliz haciéndole feliz; mientras el amor es benevolente, pues desea el bien del amado y es feliz si en ello colabora; el odio desea la destrucción del otro, sin importar la destrucción propia.  Quien odia es feliz si ve al otro derrumbado, si el odiado está mal, si sufre… Quien odia, está triste si el odiado está bien… El  odio es producto de la envidia y ésta del desamor.  Y aquí está la clave de todo: nos hemos olvidado de amar, nos hemos olvidado de enseñar a amar y, por lo mismo, no somos capaces de crear ámbitos de amor; ni en la casa, ni en el barrio, ni en la escuela, ni en el trabajo, ni a través de los medios de comunicación, ni de los juegos…  Porque para odiar y destruir no tengo que valorar lo que destruyo, pero tampoco valorarme yo; no tengo que amar ni amarte; porque al mismo tiempo que te destruyo y, por ello mismo, me destruyo.

        

1.3 La Violencia Actual: entre el miedo y la angustia

Eduardo Nicol, en su libro “El Porvenir de la Filosofía”, (México, Ed. Fondo de Cultura Económica, 1.985) dedica varios capítulos al tema de la violencia.  Lo hace de una forma distinta a lo que habitualmente encontramos en los diferentes análisis psicológicos o sociales de la misma.  No se trata de una visión opuesta, sino de una mirada que nos lleva a estratos humanos  más profundos; pues, preocupado por el destino de la filosofía, más bien dicho, por la agonía del pensar, se preguntaba si este constante negarse a la auténtica reflexión, tiene alguna relación con la violencia que, ya en esas décadas,  invadía los diversos ámbitos de la vida.  Y aquí destaco una de sus primeras ideas; la que dice relación con la diferencia entre la violencia actual y la anterior al siglo XX, específicamente a la Primera Guerra Mundial.  Antes, nos dirá, también existía la violencia;  en todas sus formas y grados de crueldad -guerras, opresión, codicia, esclavitud, envidia y toda suerte de abusos- pero había una distancia importante entre ella y nuestra intimidad: “La violencia podía, en caso extremo, quitarnos la vida, pero no podía, antes de la muerte, privarnos de la vida interior” (E. Nicol, op. cit., p. 50). 

La fuerza de esa distinción, genera en mí una serie de interrogantes… ¿Realmente hoy la violencia es de tal índole que llega a privarnos de nuestra vida interior? ¿De qué violencia estamos hablando, esto es, cuándo la violencia es tal, que llega a manejar nuestras actitudes, valoraciones, ideas, decisiones, sentimientos, emociones, opiniones, en fin, estilos de existencia? ¿Podemos hoy elegir ser personas de paz y convivir en paz; sin ser por ello amenazados?  ¿Por qué la violencia ha invadido también las aulas? ¿Cómo educadores, cuál es nuestra responsabilidad ante la violencia y cómo llevarla a cabo?

Antes de la Primera Guerra Mundial, independientemente de los reiterados episodios de violencia que siempre cometió el ser humano, había consenso en que estos implicaban un quiebre  al ideal de vida en paz.  La violencia era lo anormal, lo insano,  lo excepcional. “La aberración ha consistido en eliminar de esa esencia la nota de excepcionalidad extrema, convirtiendo a la violencia en algo que ya es  inmediato, que ya se acepta como normalidad, y a lo cual se puede recurrir sin necesidad de llegar a una situación límite” ( E. Nicol Op. Cit.  pág. 51)  Hoy, son muchos quienes hacen de la vida violenta un ideal. La violencia por la violencia, tiene un solo enemigo: la existencia en paz, en respeto, en armonía.  Para los violentistas, la violencia misma es lo buscado; por ello no tienen un verdadero propósito por el cual luchar; sólo pretextos para estar en permanente  estado de guerra. “Todo se promueve y se juzga en relación con la guerra: la religión, la ciencia, el arte, el deporte, la filosofía y hasta la vida privada.” (E. Nicol Op. Cit. P. 52)

Estimados-as alumnos-as  ¿Cuál es la magnitud del problema que hoy les invito a enfrentar; cuál es su naturaleza, causa, influencias y consecuencias?  ¿Qué ocurre hoy en el interior familiar y escolar? ¿Podemos asegurar que la mayoría de nosotros cuenta con un hogar y con espacios que nos aseguren una sana convivencia y un ambiente de paz; o debemos admitir que nos enfrentamos a una violencia constante, que penetra todo tiempo y espacio; incluidas nuestras relaciones más íntimas?  ¿No habrá cambiado el tenor de la violencia y con esto la manera de ser del hombre?” (E. Nicol, Op. cit., p. 49). 

Para bosquejar mejor la escenografía de la violencia, pongo a disposición de ustedes un párrafo escrito  por el filósofo y profesor universitario chileno Eugenio Yáñez Rojas.  En él, hace una breve pero dramática estadística de las violencias que ya entonces –año 2004- nos afectaban:

“Si usted demora diez minutos en leer este prólogo, en ese lapso se habrán producido en el mundo 15 suicidios (uno cada diez segundos), 4000abortos (400 por minuto) y 10 asesinatos.  Morirán poco más de 3000 personas (una cada diez segundos) víctimas del sida.  Los más de 41 conflictos bélicos que azotan al mundo habrán cobrado cientos de inocentes víctimas.  Otras tantas morirán a causa del terrorismo.  En estos diez minutos centenares de niños habrán muerto literalmente de hambre o serán maltratados y/o abusados sexualmente. También gran cantidad de mujeres (y algunos hombres) estarán siendo agredidas física y psicológicamente por sus “parejas”. En Sudáfrica habrán violado a 40 mujeres.  En este breve lapso miles de personas están intentando escapar del tedio y vacío existencial (quizá un hijo o hermano, un padre o un amigo) a través de la droga y el alcohol o tal vez visitan algún especialista para superar su depresión, angustia, crisis de pánico y tantos otros trastornos mentales. ¡Y podríamos seguir! En suma, en estos diez minutos nos encontramos con demasiada muerte y destrucción, con ríos de lágrimas, impotencia y desesperación” (Eugenio Yáñez Rojas, Crisis y Esperanza, Santiago, Ed. RIL, 2004, p. 7).

La violencia cada vez mayor, más extendida y a menor edad, me ha llevado a cuestionar la forma de vida que estamos llevando y, consecuentemente, los mundos que vamos construyendo y ofreciendo a los demás. ¿Qué es lo que está causando tanto odio, rabia, afán destructivo, deseos de venganza?. Tres son los conceptos que surgen  y uno como resumen de los tres: Miedo, ansiedad, angustia y, como causa de estos tres: Falta de amor.  Pienso que para entender mejor este fenómeno de la violencia, debemos entender el vínculo entre estos tres sentimientos y las respectivas emociones y tensiones que van provocando: afán de poder, avaricia, envidia, rencor, venganza, obsesión, temores, terrores, ansiedades, angustias... no saber cómo enfrentar la vida y no encontrar el sentido de nuestra existencia ni de la de los demás.   ¿Por qué hemos llegado a esto?  Nacer en ámbitos faltos de amor, ser esperados sin amor, no amar la existencia porque no hemos tenido la vivencia de ser recibidos a la vida con amor y hemos abierto los ojos en un mundo que brinda porque hemos facilitado la destrucción de otros... En una semana vi aplaudir la muerte en dos ocasiones... Calidad de la educación... ¿sin amor?  educación de la sexualidad... ¿sin enseñar a amar-se? 

Desde sus primeros días de vida, el niño se encuentra rodeado de una violencia que pasa a ser el escenario natural de la vida… Está dentro y fuera del hogar; entra a casa a través de la televisión, de Internet, los juegos, la ventana… Está en la calle, en el jardín infantil y en la escuela; la violencia pasa a ser la compañía más habitual… ¿Cómo protegerse? ¿En quién confiar? ¿Quiénes son sus modelos de vida? ¿Qué vivencias de amor, de vida en paz, de acogimiento, ha tenido la oportunidad de vivenciar? 

Vivimos una anticultura del miedo, de miseria humana, de confusión, de dolor, de indefensión… La violencia surge de las más diversas formas y se instala, dividiéndonos en a) víctimas b) victimarios y c) víctimas victimarios... Se trata de violencias cada vez más sofisticadas y algunas vestidas con diversas ropas de camuflaje.   

Siempre ha habido violencia; pero con la civilización, la aparición del saber y de las artes, el ser humano inició una vida de cultura, de ocio y no sólo de negocios y guerras.  Llamamos neg-ocio (negación del ocio) a aquello que no hacemos por si mismo; sino por la utilidad que se consigue a través de él.  Así, mientras el negocio es sólo útil, instrumental; el ocio es aquella actividad que la hacemos porque nos realiza por sí misma.  Cuando salimos a caminar por caminar o a mirar el paisaje por disfrutar de esa visión; cuando hacemos una clase o estamos en un laboratorio por vocación y no por algo distinto a ese quehacer (por dinero, poder o fama), estamos moviéndonos en el nivel del ocio, de la vocación, del servicio que realiza…  Necesitamos del ocio, de los grandes amores, para ser felices; caso contrario, la envidia por alcanzar más poder que el otro, nos llevará al deseo de destruir al otro. Entonces, no buscaremos la justicia ni nos apenará la injusticia; sino sólo buscaremos la venganza, la revancha… Es en este último caso, cuando nos movemos en niveles de deshumanización; de violencia… Sí, tiene razón el escritor Etgar Keret, cuando en una entrevista dada al periódico “La Jornada”, el 8 de mayo de 2017, decía:

“… la violencia tiene que ver no sólo con la incapacidad de reconocer al otro, sino con otros muchos factores, principalmente el miedo. Creo que la violencia suele ser vista como una manifestación de poder, pero me parece que en la esencia de un acto violento lo que hay es lo opuesto, hay debilidad, hay ansiedad y creo que ésta es la emoción natural de la que surge la violencia”. Luego, a modo de ejemplo, contaba un suceso ocurrido en su barrio: “ciertos personajes del submundo, de la ilegalidad, amenazaron a la hija de una familia que vive en este barrio y la reacción del padre fue ir con los que habían amagado a su hija y darles un tiro en la cabeza y, por supuesto, fue a la cárcel. Cuando un periodista le pregunta al padre por qué había hecho eso, la respuesta del hombre fue: ‘no se me ocurrió otra alternativa’; entonces, me parece que hay mucho de esto en la violencia, que es como la expresión de una especie de incompetencia emocional o intelectual. Es la expresión o la demostración de personas que no encuentran o no tienen recursos para lidiar con la realidad de otra manera.”

Estimados alumnos; sea la profesión que sea; debemos aprender no sólo a enfrentar los obstáculos como retos, como parte de la aventura de vivir y la posibilidad de crecer; sino que debemos adquirir las competencias que nos ayudarán a descubrir la forma de enseñar a otros a saber vivir la existencia; enseñarles a descubrir el sentido de su existencia, el sentido de amar-se…  

 La violencia hoy aparece en diversos ámbitos, formas y niveles:

a) Como amenaza puntual, en espacios y situaciones que sabemos son violentos y que, ya con cierta capacidad de autonomía, podemos evitar: Al nacer nos encontramos dependiendo de una familia en la cual abunda la violencia… Debemos soportarla durante la infancia, cuando somos absolutamente dependientes… Pero ya al poder hablar, empezamos a adquirir la posibilidad de narrar lo que nos acontece… Aquí son importantes las instituciones educacionales como el Jardín Infantil, la escuela; quienes deben estar atentos a los indicadores (golpes, nerviosismo, tartamudeos, conductas de mutismo, llanto, sobresaltos, violencia, ansiedad…). El drama es cuando las Instituciones públicas que debían ofrecer un hogar sano al niño, el que debería entregarle las carencias nutritivas, de vestuario, de cobijo, pero, por sobre todo, la seguridad y el afecto que no recibió en su familia… les entrega más desolación y toda forma de abusos… ¡Qué catástrofe más destructiva, cuando al niño doliente se le entrega más y más dolor! ¡Qué crueldad!
https://www.youtube.com/watch?v=lxgYsWE7gFM 

b) Hay relaciones interpersonales que también debemos evitar, cuando son destructivas, dominantes; cuando no nos impulsan a ser quienes auténticamente somos: El amor, por definición, es constructivo; no es destructivo… Debemos huir de los violentos. (En otro de mis blogs trato estos temas: Aprender a amar, cordialidad e indiferencia, hipocresía y autenticidad, soledad… etc. https://mundosdialogantes.blogspot.cl  ) Es interesante, en este sentido, el film español “Te doy mis ojos”.  No podemos crear una familia, ni formar un hogar, con la violencia en casa…   Por definición, el hogar es el lugar para la seguridad, para el amor incondicional; para ser en la intimidad y la privacidad sin temor a ser dañados.

c) Hay pueblos, ciudades, barrios, donde la violencia delictiva, el vandalismo, son constantes de vida… Portonazos, incendios intencionales de bosques y poblaciones; asaltos a farmacias, bombas bencineras, supermercados, mall, metrotrenes, restoranes; bombardeos, violaciones, asaltos, violencia en los estadios, escuelas, universidades, hospitales… La violencia es parte del escenario de la vida cotidiana… El miedo por causa de esta violencia, invade el hogar y las vías públicas.  Las calles se llenan de cámaras, alarmas, pero la inseguridad sigue; las diversas formas de violencia quitan los espacios de vida sana; el hombre de bien vivir se siente prisionero…  

d) Habitad invadido por terrorismos de diversa naturaleza invaden diversos pueblos y países.  El terrorismo común se sofistica: narco -terrorismo, terrorismo bacteriológico, químico, nuclear; terrorismo de estado… Lo propio de esta violencia es que atenta contra una población indiscriminada – civiles, militares, empresarios, trabajadores, niños, mujeres, ancianos… Ello porque atenta en forma imprevisible para mantener a la población con un desgaste de temor y ansiedad. Interesante página sobre el tema, para quien quiera profundizar sobre esta violencia: 
https://sanchoamigo.wordpress.com/2011/10/02/el-terrorismo-del-siglo-xxi-en-el-mundo
/  


e) Sumamos al terrorismo, la esclavitud de niños que deben trabajar y/o manejar armas desde la niñez.  Igualmente, existe la esclavitud a través de los trabajos forzados, la trata y tráfico de niños, mujeres y de toda clase de personas… El tráfico sexual y de órganos.


f) Hoy, sin cuestionamientos, se instala el término “cultura de la violencia” … Se trata de una violencia que pasa a ser rutinaria: abuso de alcohol y todo tipo de drogas y alucinógenos, abuso de una sexualidad sin identidad, sin afectividad, sin compromiso; agresiones de todo tipo entre diversos grupos.  Violencia psicológica y social que debilita todo tipo de valores y desdibuja lo íntimo y lo privado de lo público.  La palabra pasa a teñirse de grosería y agresión habitual de unos contra otros, desaparecen valores como la admiración, el respeto, el compromiso, la lealtad, la amistad; pues sólo se da lugar a lo efímero y al cómplice. La televisión y diversos medios de comunicación, responden a la necesidad de violencia de los jóvenes: anime, canciones, videoclips y juegos, nutren esta violencia como forma de vida.  El ser humano cae en angustia: el mundo, la existencia se angosta y le ahoga…


Violencia en el hogar, en la escuela, en el barrio, en los juegos, en el cine, en las formas de diversión, en los programas de televisión, en el quehacer político y religioso, en los spot publicitarios, en los personajes de farándula que gracias a ello se hacen famosos, en las noticias, en el lenguaje empleado.  Violencia sin distingo de edades, nivel económico o “cultural”. La pregunta que comprensivamente podemos hacernos es ¿Es posible que anhele la paz quien no ha tenido la experiencia de ella? ¿No será ya demasiado tarde para intentar construir una cultura de la convivencia en paz; no será la paz tan sólo una palabra, vacía de sentido, cuyo significado sólo ocupa un espacio en el diccionario o en algún discurso no escuchado? ¿No será esta asignatura sólo una forma de aprobar una exigencia para luego olvidarse de ella como algo que no implicó un real aporte a la formación profesional? 

Pero el ser humano tiene entendimiento y mientras no haya perdido su alma y caído en la desesperación más absoluta, siempre podrá cultivar esperanzas. Por ahora, te propongo el siguiente ejercicio: Mañana, en algún momento del día, detén tu camino y pregúntate qué visión real tienes de ti, del mundo que estás construyendo y de aquel que te rodea. ¿Estás haciendo de ti, quien tú esperabas ser? ¿Estas siendo realmente tú o has creado una imagen para ser aceptado; una imagen populista o acomodaticia, conveniente y a lo mejor elogiable; pero lejana a tu verdadero ser? ¿Estas forjando la mujer o varón que realmente eres; o, has practicado una primera violencia contra tu propia identidad? Luego, con estas reflexiones  y cumpliendo con tu diaria rutina, mira el mundo que te rodea… Mira dispuesto a ver… Hoy tal vez tu mirada se detenga en una de las más comunes escenas: la de un perro hambriento, enfermo, buscando comida cerca de tachos de basura, abandonado por su amo; o tal vez, tu mirada se encuentre con la de un adolescente drogadicto pidiendo dinero o vendiendo algo que probablemente ha robado... También puede ser que des vuelta la cabeza para mirar de quién proceden esos gritos de mujer, que amenazan con rabia a un niño de aproximadamente 9 años que mira el vacío para luego alzar la voz y responder del mismo modo... Entonces has la siguiente pregunta que será clave para confirmar o no tu vocación educativa ¿Serás un mero observador del mundo violento, de tal modo que no sólo rápidamente quitarás la mirada sino que desviarás tus pensamientos para no hacerse cargo de tanta ausencia de amor? ¿O acaso decidirás también actuar violentamente y observarás para aprender a ser más hábil aún y así prepararte para ser un astuto ganador? ¿O, por el contrario, aprenderás para intervenir en el mundo educativamente y ser el profesor o profesora de ciencias, artes, idiomas, educación física, básica,educación parvularia o educación diferencial q,ue con paciencia y amor, enseñará, sin dudar y con convicción, la forma de construir la cultura de la paz?
Decálogo para convertir a su hijo en un delincuente

Ya no eres niño; ya no eres adolescente; ya debes responder del ser que elegirás realizar y enseñar; ya puedes darte cuenta del valor de tus decisiones y de sus consecuencias. También te das cuenta que construir caminos educativos no es una tarea simple, ni llena de aplausos, reconocimientos y facilidades. Educar y educar en la paz, en medio de un mundo violento, implica trazar caminos sobre suelos áridos,endurecidos; muchas veces solitarios o no comprendidos que requerirán de tu fortaleza y coraje para inspirar e instar a perseverar: Ascender, ponerse de pie, caer, volver a levantarse, volver a caer, levantarse y ascender... Perseverar… Insistir una y mil veces;y a pesar del cansancio y obstáculos e incomprensión o inconveniencias.; lo que sí es seguro es que serás feliz, porque serás leal contigo, con tu conciencia, con el amor que sientes por lo que haces y porque descubrirás que precisamente ese es el sentido de tu existencia; ese eres tú: EDUCADOR..  Sabes? Nada es casual, menos aún si has optado por cumplir con tu vocación. 


El miedo... la ansiedad ..... la depresión.... la angustia.... la tristeza.... la violencia.


Ansiedad: La ansiedad en sí no es mala; sino es una tendencia, fuerza, movimiento de nuestra siquis, con cierta intensidad y dirección.  El problema aparece cuando la ansiedad se mantiene con una fuerza y persistencia que se transforma en obsesión, fanatismo.  En este caso, aparecen una serie de síntomas físicos y psíquicos.
Físicos como: nauseas, palpitaciones, vértigos, sudoración, temblores, hormigueos o adormecimiento de una mano o pie…
Psicológicos como: Inseguridad, fobias, impaciencia, impulsividad, nerviosismo, impaciencia, falta de concentración…
Podemos hablar de ansiedad de notoriedad, de poder, de venganza, de estimación.

La ansiedad, unida al miedo, lleva a la depresión (ansiedad depresiva es un diagnóstico habitual para quienes consultan psicólogos o psiquiatras).  Surge, entonces, la angustia…La vida se ang-osta; el mundo se estrecha… la desesperación…

La valentía.... la esperanza.....la confianza..... amar-se.....la templanza..... el compromiso.... las convicciones..... recuperar un ideal de vida..... ser líderes.











1.4 La Violencia Como Vivencia y la neurociencia

            No es lo vivido sino las vivencias son las que nutren y dirigen nuestras existencias. Nuestras vivencias, entendidas como la forma de percibir, sentir, tomar conciencia de sí mismos y de todo, son las que deciden –generalmente, sin que nos percatemos de ello- nuestras actitudes, valoraciones, pensamientos, acciones, emociones, forma de proyectarnos, recordar, comunicarnos; nuestros ideales, amores y el sentido que demos a la vida y a la muerte. Por lo mismo, nuestras vivencias determinan nuestras necesidades personales y la forma de tender a ellas, el modo como satisfacerlas o renunciarlas, cómo, cuándo, dónde y a qué costo…

            En cuanto no somos seres inmanentes (seres cerrados en sí mismos, cuyo actuar no trasciende, por lo cual no afecta a nada más que a sí mismo) sino que trascendemos, nuestras más íntimas vivencias afectarán directa o indirectamente a los demás: recuerdos, proyectos, temores, confianzas y desconfianzas, egoísmos, celos, avaricia, generosidad, amores, vocaciones, frustraciones, sublimaciones, ideas, creencias, ansias de poder y voluntad de servicio, timidez, necesidad de reconocimiento, timidez, sobreestimación, desconsideración, gratitud, resentimiento, remordimiento, solidaridad, odio, ira, agresividad… Todas estas vivencias–y muchas otras- forman parte de nuestras vidas personales y del haz de comunicaciones que vamos creando; ellas nutren, mueven, entretejen y dan forma al mundo actual y futuro.  Desde los recuerdos conformados a partir de mundos que hemos co-vivenciados en diversos ámbitos –familiar, escolar, religioso, laboral, festivo, ciudadano, mundial, etc.- ideamos, elaboramos e implementamos, rechazamos o dejamos inconclusos diversos proyectos de mundos futuros a convivir; mundos más o menos felices; más o menos  violentos o pacíficos.

            Ahora bien ¿qué o quién decide nuestra forma de vivenciar? ¿La calidad de nuestras vivencias más importantes, entre ellas las que hoy nos preocupan, acaso dependen del estado orgánico funcional de nuestras estructuras cerebrales,[i] o de la educación recibida a través de modelos transmitidos -consciente o inconscientemente- por la familia, los centros educacionales, los diferentes medios de comunicación y cultura – televisión, prensa, redes sociales, textos y libros, arte, barrio…- o, lo que determina nuestras vivencias, tendencias y formas de actuar es el azar o acaso un misterio cuya respuesta está más allá de esta vida?   ¿Cuál es la causa de las vivencias que nos llevarán a actuar en forma más o menos violenta o más o menos pacífica, templada y justa?   Estas interrogantes y su respuesta las dejo abiertas a la reflexión de ustedes.  Responder ahora nos llevaría más allá de varios semestres…  Esta vez, nos conformaremos con aprender algo más sobre la violencia que hoy se apodera de ámbitos antes respetados por ella: templos violentados y pastores violentos,  hospitales, museos, bibliotecas, escuela, hogares y civiles sin distingo son bombardeados o sufren actos de terrorismo, pseudolíderes instan a suicidios masivos o asesinatos de inocentes, un lenguaje agresivo se hace habitual, asaltos y saqueos irrumpen a toda hora y en todo lugar, las casas se enrejan, las calles y los jardines infantiles se llenan de cámaras de vigilancia y las personas se arman,  pedofilia, genocidio, femicidio, parricidio son parte de las noticias y estadísticas diarias. Estudiaremos la violencia como vivencia, tanto por parte de quienes la provocan como por parte de los afectados.  Por lo tanto, trataremos de hacer una observación del cómo se van desarrollando las vivencias relacionadas con ella y los errores o aciertos que se comenten al enfrentarla o tratarla.  Para ello, haremos uso del cine como una vía de acceso a los diversos mundos violentos y a los procesos que ocurren en el interior de los victimarios y víctimas.  Vinculado con lo mismo y, recordando que lo importante es ser propositivo, nos propondremos elaborar proyectos educativos que nos permitan crear vivencias que conformen ámbitos de sana convivencia, con la intención de colaborar en la conformación de una cultura para la paz desde las aulas.

            Estimados estudiantes, sólo me lleva a proponer este curso la esperanza y la responsabilidad de quien tiene claro que el educador debe estar preparado para entender y hacerse cargo educativamente de la violencia, teniendo como horizonte e ideal el instar a ser y convivir en cordialidad, solidaridad, templanza y paz.



[i] La neurociencia afectiva se ha puesto de moda. Uno de sus exponentes – Daniel Goleman- afirma: “Según se descubrió en el estudio de Bar-On, los pacientes con lesiones  u otro tipo de daños en la amígdala derecha presentan una pérdida de autoconciencia emocional, es decir, la capacidad de ser conscientes de sus propios sentimientos y comprenderlos”  En el párrafo siguiente agrega que otra zona determinante para la inteligencia emocional es el córtex somatosensorial derecho que dañado  causa “una deficiencia en la autoconciencia , así como en la empatía , es decir, la conciencia de las emociones de los demás”. Y, también asegurará, “la empatía depende asimismo de otra estructura del hemisferio derecho, la  ínsula o córtex insular, un nodo de circuitos cerebrales que detecta el estado corporal y nos dice cómo nos sentimos, por lo cual determina decisivamente cómo nos sentimos y comprendemos las emociones de los demás”.  Completa este cuadro determinante de nuestras vivencias (entre ellas las de ira y violencia) la circunvolición del cíngulo anterior que “se encarga del control de los impulsos, esto es, de la capacidad de manejar las emociones, en especial las angustias y los sentimientos intensos”  y “la franja  ventromedial del córtex prefrontal “centro ejecutivo de la mente, donde reside la capacidad de resolver problemas personales e interpersonales, de controlar los impulsos, de expresar los sentimientos de un modo eficaz y de relacionarnos adecuadamente con los demás” (“El cerebro y la inteligencia emocional: Nuevos descubrimientos”.  Daniel Goleman.  Ed. B.  Barcelona (España), 2012, pág. 16 -19)

            La neurociencia afectiva se ha puesto de moda. Uno de sus exponentes – Daniel Goleman- afirma: “Según se descubrió en el estudio de Bar-On, los pacientes con lesiones  u otro tipo de daños en la amígdala derecha presentan una pérdida de autoconciencia emocional, es decir, la capacidad de ser conscientes de sus propios sentimientos y comprenderlos”  En el párrafo siguiente agrega que otra zona determinante para la inteligencia emocional es el córtex somatosensorial derecho que dañado  causa “una deficiencia en la autoconciencia , así como en la empatía , es decir, la conciencia de las emociones de los demás”. Y, también asegurará, “la empatía depende asimismo de otra estructura del hemisferio derecho, la  ínsula o córtex insular, un nodo de circuitos cerebrales que detecta el estado corporal y nos dice cómo nos sentimos, por lo cual determina decisivamente cómo nos sentimos y comprendemos las emociones de los demás”.  Completa este cuadro determinante de nuestras vivencias (entre ellas las de ira y violencia) la circunvolición del cíngulo anterior que “se encarga del control de los impulsos, esto es, de la capacidad de manejar las emociones, en especial las angustias y los sentimientos intensos”  y “la franja  ventromedial del córtex prefrontal “centro ejecutivo de la mente, donde reside la capacidad de resolver problemas personales e interpersonales, de controlar los impulsos, de expresar los sentimientos de un modo eficaz y de relacionarnos adecuadamente con los demás” (“El cerebro y la inteligencia emocional: Nuevos descubrimientos”.  Daniel Goleman.  Ed. B.  Barcelona (España), 2012, pág. 16 -19)

            Vinculado con lo anterior, tenemos las conclusiones que extrae Guido Frank - científico y físico de la Universidad de California- quien analizó la actividad neuronal de un grupo de adolescentes considerados “reactivamente agresivos”.  Ante la muestra de imágenes de rostros amenazantes, los cerebros de estos adolescentes, comparados con otros capaces de controlarse, mostraron una mayor actividad en la amígdala y una menor actividad en el lóbulo frontal. La actividad en la amígdala reflejaría que los participantes más agresivos sentían más miedo cuando veían las caras amenazantes y, al mismo tiempo, eran menos capaces que el resto de controlar sus propios actos.

            Adrian Raine -neurocientífico de la Universidad de Pensilvania- comparó las cortezas prefrontal del cerebro de 792 asesinos, de conducta antisocial con las de 704 personas de comportamiento normal. Junto a otros estudios, se concluyó que las personas con un historial de violencia, presentaban deterioros estructurales y funcionales en dicha región cerebral y que la corteza prefrontal era más pequeña y menos activa.  Además, se observó que también tendían a presentar daños en otras estructuras cerebrales vinculadas a la capacidad de hacer juicios morales, mayormente en la corteza prefrontal dorsal y ventral, en la amígdala y en el gyrus angular (relacionado con el lenguaje y la cognición).

            Sin embargo, estos científicos fueron muy prudentes en sus conclusiones, aclarando los límites de sus investigaciones (señalan que aún se desconoce cómo se producen estas anomalías cerebrales) y además las vinculan con otras realizadas con animales y humanos, de acuerdo con las cuales las influencias del entorno tienen un fuerte impacto en el cerebro, pues demuestran que en individuos con predisposición genética a la violencia, el afecto y el cuidado maternos o de cualquier índole en la infancia reducen el riesgo a que se conviertan en adultos agresivos.

            Guido Frank asegura que, por tanto, la biología y el comportamiento pueden cambiarse y que la imaginería del cerebro debe combinarse con la terapia y el control individualizado para conocer y modificar los progresos de cada individuo. En el comunicado de la Society for Neuroscience, Craig Ferris declaró por otro lado que la comprensión de la confluencia de elementos, tanto ambientales como biológicos, que producen actos violentos, han sido considerados por educadores, profesionales de la salud y científicos durante décadas.

            Por otra parte, un estudio realizado en Virginia Commonwealth University de Estados Unidos, reveló que un gen particular, el CHRM2, influiría en los comportamientos peligrosos que desarrollan algunos adolescentes. Sin embargo, al mismo tiempo este estudió concluyó que la influencia de este estaría condicionada por la atención paterna y materna (el grado de conocimiento que los padres tienen acerca de lo que sus hijos hacen) que ejercería como  moderador clave del grado de influencia de las predisposiciones genéticas hacia ciertas actitudes perniciosas. Esta investigación analizó el comportamiento y las muestras de ADN de 450 voluntarios, desde la escuela infantil y hasta la adolescencia.  Los resultados obtenidos demostraron que el comportamiento es una combinación de predisposición genética e influencia ambiental y que, por tanto, el riesgo de desarrollar actitudes nocivas por predisposición genética puede mitigarse.